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martes, 8 de abril de 2008

Situación actual del Joanot Martorell

         El Sindicato deEstudiantes Independiente, una vez más, escribe una carta para denunciar la situación que se lleva viviendo en el IES Joanot Martorell desde el inicio de este curso. Y es que sigue siendo necesario que se sigan haciendo este tipo de escritos, pues poco o nada ha cambiado desde que denunciamos por primera vez públicamente estos hechos a principios de este año.  A continuación, volvemos a citar qué es lo que nos molesta:

-El mal funcionamiento de los aseos y el resto de instalaciones públicas. Son muchas las veces que intentamos ir al baño y no nos es posible, y lo mismo ocurre con la biblioteca. Por otra parte, hemos estado todo el invierno pasando frío porque no funcionaban (o no querían que funcionasen) las calderas. Ahora estaremos unos meses pasando bastante calor, sobre todo en algunas aulas para las que desde hace años se llevan pidiendo toldos. Ningún año nos los han dado; la diferencia es que las anteriores directivas no dejaron de pedirlos en ningún momento y ésta ha estado más preocupada en inventar normas absurdas y en intentar tener bajo control toda las actividades del centro que en mirar por el bien de sus alumnos.

-Los nuevos horarios. Realmente nos hemos quejado por activa y por pasiva, y todo sigue igual. No nos parece correcto que a partir de las 8.05h no se pueda entrar a clase. Hasta hace poco, los alumnos que llegaban a esa hora se quedaban en la calle. Parece ser que ya se han dado cuenta de que es realmente vergonzoso tener alumnos esperando en la puerta. Pues sabemos que hay gente que se ha quedado mañanas enteras esperando poder entrar. No sólo es vergonzoso, sino que además dudamos de hasta que punto puede ser legal obligar a menores a permanecer fuera del centro en el horario lectivo. En fin, el caso es que tras varias llamadas de la policía de alumnos que conocían su derecho a estar en clase y tras varias notas de prensa, parece ser que al equipo directivo se le ha caído la cara de vergüenza y ha decidido que aquella medida, la de dejar a los alumnos fuera del centro, que a principio de curso era tan efectiva y tan legal, hasta el punto que nadie podía dudar de ella ni quejarse de ésta, es mejor dejar de llevarla a cabo abiertamente; ahora los alumnos pasan al aula de expulsados simplemente. Pero siguen perdiendo su derecho a asistir a clase y a recibir educación.

-Igualmente, estamos en contra de la actitud menospreciativa con la que los estudiantes somos tratados. La nueva normativa y las nueva forma de funcionamiento en el centro ya presupone que los alumnos no nos vamos a comportar correctamente. Si no, no se explican normas como la de que el profesor siempre lleva la razón, que entiende antes de conocer ninguna situación que el alumno no puede llevarla, o que no está permitido entrar con ropa de calle al centro, como si los estudiantes fuésemos tan inmaduros y tan poco coherentes que no sabemos con que ropa es apropiado entrar o no a clase. Cierto es que estas normas no se están cumpliendo al pie de la letra, pero creemos que el mero hecho de que estén reflejadas en la normativa del centro resulta degradante para nosotros.

-Como no, protestamos por la situación actual del AMPA. Durante los cursos anteriores, la relación del AMPA con la directiva y el resto de la comunidad educativa había sido de respeto y colaboración mutua. Sin embargo, ya no hay ni rastro de estas dos palabras. La nueva directiva les ha puesto cada vez más problemas para reunirse dentro del centro y les ha acusado de manipulación al alumnado, por el simple hecho de que el AMPA siempre ha intentado mejorar la situación de sus hijos en el instituto y no se ha callado nunca ante las medidas o los hechos que le han parecido incorrectos. Pero parece ser que en el nuevo Joanot Martorell quejarse está permitido, pero en voz bajita y dentro de las aulas. Pues como muchos sabéis, David, un alumno miembro del consejo escolar del instituto, fue expulsado injustamente y bajo el pretexto de que había escrito una carta de disculpa al profesor de religión, que éste quiso entender como amenaza; en fin, quien quiera leer la carta que se la pida a este alumno y juzgue por sí mismo. Nuestra opinión es que, como hemos dicho, esto no fue más que un pretexto para poder expulsar a David, un alumno que no ha dejado de defender los derechos de los estudiantes en la medida de lo posible y que no ha dudado en denunciar aquellos hechos que le parecían injustos. Por eso, desde aquí queremos manifestar nuestro apoyo al AMPA, a David y a todos aquellos profesores, madres, padres y alumnos que también protestan ante las injusticias que están sucediendo.

Una situación similar se dio cuando el Sindicato de Estudiantes Independiente y parte del alumnado de Bachillerato escribimos una nota de prensa en la que protestábamos por las nuevas medidas y que fue publicada en la verdad. Esta noticia llegó al director, como muchos sabéis. Pero éste, lejos de reflexionar sobre si realmente podía ser él quien se equivocaba y lejos también de tratar de establecer un diálogo con el alumnado para conocer cuáles eran sus quejas, decidió que lo mejor que podía hacer era ir a hablar con las clases de bachillerato para decirles que todo lo que decían en esa carta era mentira, que estaban manipulados por el Sindicato de Estudiantes Independiente, por el AMPA y por algunos profesores y que eran unos irresponsables y unos inmaduros por haber escrito una nota de prensa (se ha hablado mucho de manipulación de un tiempo a esta parte). En fin, no sabemos cómo se puede acusar de manipulador a nadie cuando él reúne a sus alumnos para decirles lo que no deben hace e intentar convencerles de que la realidad que viven todos los días no es tal. ¿Qué problema hay en que escribamos una nota de prensa cuando se está seguro de que  las cosas están bien hechas? Si no hubiera nada que ocultar, no habría nada que temer. No se engañe, no se manipule a sí mismo. Podrá usted decir que nosotros mentimos, podrá usted negar la realidad que vivimos todos los días, podrá usted decir lo que quiera. Pero los alumnos que acuden al instituto todos los días saben lo que pasa allí, y ya están hartos de sentirse menospreciados, de que no se les tenga en cuenta, de que sus quejas sean tratadas de caprichos infantiles, de que el día a día sea el mismo, etc. Y esto no es así porque nosotros lo escribamos, pues no estamos intentado cambiar la opinión de nadie; simplemente queremos reflejar lo que la mayoría del alumnado piensa. No se engañe, no se manipule a sí mismo; sus alumnos no están manipulados por nadie, no nos estamos inventando nada, esto es lo que muchos alumnos sienten. Muchos alumnos que no están manipulados por nosotros, sino hartos de usted.

Para acabar, queremos decir que para nosotros éste no es un problema aislado de la educación pública, sino un reflejo de lo mal que se encuentra ésta. Pues la nueva directiva no fue escogida al azar, como todos sabemos, sino que fue elegida por la dirección territorial. Y mucho tememos que sabían perfectamente lo que iba a ocurrir; ni más ni menos que el clima del centro se iba a cambiar por un clima autoritario, donde el Consejo Escolar tiene menos que decir que nunca. Donde los alumnos, los padres y los profesores que van al despacho a intentar que alguien oiga sus quejas no se sienten tratados con educación y respeto. Donde es más fácil expulsar a los alumnos que pueden ser más problemáticos, y ya se plantea la expulsión como mejor solución que el diálogo y no como último recurso.

Antes hemos dicho que poco o nada había cambiado con el anterior escrito. Hay que decir que esto no es cierto del todo, pues gracias a él conseguimos que las salidas de emergencia dejaran de estar selladas con cadenas, que los aseos no estuvieran cerrados todo el día y que el centro pudiera estar abierto por la tarde para realizar actividades deportivas. Fue una reacción bastante inmediata, muestra de que la dirección sabía que estaba en un error y no le había sentado demasiado bien que éste se hiciera público. Pero, como también hemos dicho, aún hay mucho por cambiar, y como hemos visto el hecho de denunciar públicamente nuestras quejas y el hecho de no rendirse y seguir luchando por transformar aquello que no nos parece que está bien, puede dar resultados. Por eso desde aquí decimos que ahora no nos podemos rendir, y que debemos demostrar que a diferencia de lo que se nos dice habitualmente, los estudiantes sí somos personas maduras y responsables que quieren formar parte de las decisiones y quieren que se les tenga en cuenta a la hora de decidir. Debemos demostrar que los estudiantes no vamos a dejar que se nos pase por alto así porque sí, y que vamos a seguir protestándo y movilizándonos por aquello con lo que no estamos de acuerdo. Que no creemos que estemos haciendo nada malo, sino todo lo contrario, y por ello no tememos que se oiga nuestra voz ni ninguna de las acusaciones que se nos puedan hacer.

Pedimos a todas las personas que  lean este escrito que se involucren y nos digan cuál es su opinión, si creen que falta algo que decir o si creen que hay algo dicho de más. Tendremos en cuenta todas las sugerencias a la hora de realizar nuevos escritos, y si es necesario modificaremos éste.

¡Ánimo compañeros! La realidad puede cambiar si nosotros queremos. ¡Juntos los conseguiremos!

 

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