
ESTA CONSTITUCIÓN ES UN FRAUDE. ¡30  AÑOS BASTAN!
La Constitución Monárquica que hoy cumple 30 años, es un  fraude: los derechos sociales y libertades políticas que reconoce en el papel,  han sido sistemáticamente limitados hasta hacerlos prácticamente nulos o negados  en detrimento de la mayoría ciudadana, por las políticas que los distintos  gobiernos de la monarquía han desarrollado. Por el contrario, los intereses de  la oligarquía han estado permanentemente amparados por esta Constitución y por  las diversas instituciones monárquicas. No es de extrañar, pues, que grandes  empresarios, banqueros, militares, obispos y vasallos de la monarquía se  deshagan en alabanzas hacia el Rey y su constitución. La mayoría trabajadora, en  cambio, no puede pensar lo mismo de un proceso político y económico que recorta  sus derechos. 
Hace sólo unos meses denunciábamos desde esta misma tribuna las  gravísimas consecuencias de la crisis económica que se cernía sobre las clases  populares; los aduladores del régimen calificaban estas denuncias de hipótesis  alarmistas.Hoy la crisis que sacude las economías capitalistas adquiere en el  estado español una intensidad mucho mayor, fruto de la propia estructura  económica, política y administrativa de la monarquía continuista que ha mostrado  de nuevo unas limitaciones democráticas tan profundas que la incapacitan para  dar satisfacción a ninguno de los principales problemas que enfrentan las clases  trabajadoras y los pueblos del estado español. 
Mientras los despidos crecen imparables situándonos en cabeza  del paro en la UE , los beneficios de las grandes empresas agrupadas en el  selectivo IBEX 35 han marcado un nuevo record en el primer semestre del año y el  Presidente del Banco Santander, Sr. Botín, cuyo procesamiento por fraude fiscal  fue sobreseído hace unos meses por el mismo tribunal de excepción, la Audiencia  Nacional, que ha procesado a numerosas personas por criticar a la institución  monárquica, aseguraba recientemente que su entidad terminaría el ejercicio con  unos beneficios superiores a los 10.000 millones de euros. 
El Secretario General de la CEOE, Díaz Ferrán, defensor a  ultranza de las tesis más ultraliberales, reclama ahora la intervención del  Gobierno, no para defender a las personas trabajadoras, paradas, a las jubiladas  o estudiantes, sino para obtener de él más subvenciones y ayudas que permitan  sanear sus cuentas y nuevas reformas estructurales que limiten más aún los  mermados derechos de quienes con su esfuerzo y trabajo construyen el futuro. El  gobierno Zapatero no se ha hecho esperar y ha corrido a aprobar unas medidas que  suponen nuevamente beneficiar a los capitalistas en detrimento de las clases  trabajadoras, el trasvase de fondos del dinero público recaudado de nuestros  impuestos y salarios inyectado como balón de oxígeno en las cuentas de los  grandes bancos.
Los grandes empresarios y empresarias que han cimentado sus  fortunas a costa de la mayoría, exigen al Gobierno más obra pública y apoyo para  dar salida a su emporio del ladrillo que ha disparado la deuda de las familias a  limites imposibles de pagar; dirigen también sus inversiones hacia el sector  público para hacer negocio de la educación, la sanidad, el agua, el transporte y  todos aquellos servicios necesarios para la ciudadanía.
Los gobiernos de las distintas instituciones, central y  autonómicas, les sirven en bandeja dichos servicios para que continúen  lucrándose a costa del robo de los bienes que son propiedad común de todos y  todas. Leyes como la 15/97 que permite los modos de gestión privada en la  sanidad o la LOU que ampara la entrada de las empresas en las Universidades  públicas son buena prueba del soporte legal que el gobierno de la monarquía  ofrece a las comunidades autónomas y empresas privadas para el desmantelamiento  total del sector público. 
En definitiva, la minoría oligárquica que controla el poder en  la España monárquica, descarga una vez más, como tantas otras, sobre las  espaldas de la clase trabajadora, las consecuencias de una crisis que ha creado  su insaciable sed de dinero. Quienes han medido y miden el valor de lo  colectivo, del esfuerzo común, según la cuenta de resultados de sus negocios,  reclaman con el mayor cinismo nuevos sacrificios a las clases populares. 
Su avaricia no tiene límites y su desvergüenza tampoco. Lo  mismo cabe decir del Gobierno, del PP y de la inmensa mayoría de los partidos  con representación parlamentaria. Se han renovado unos a otros los votos de  consenso, no para ayudar al pueblo a superar esta demoledora crisis, sino para  garantizar la mano dura del estado contra sus reclamaciones laborales y  sociales. Todos hacen suyo el lema: menos Estado para defender al conjunto de  trabajadoras y trabajadores y más Estado para arrebatarles sus derechos.
El Gobierno Zapatero ha decidido girar aún más a la derecha,  abrazando con diferencias de matiz, las tesis del PP en materia económica, de  política internacional y en lo referente a la cuestión de las nacionalidades. La  utilización del nacionalismo y el recurso al patrioterismo más ramplón  contribuye a desviar la atención de los gravísimos problemas sociales. Un  elevado número de representantes de fuerzas políticas vascas han sido condenados  a largas penas de cárcel y tres partidos ilegalizados, lo que niega los derechos  políticos de decenas de miles de personas, pero esta forma de actuar no hace  avanzar ni un paso en la solución. La negativa al ejercicio del derecho de  autodeterminación de los pueblos, continúa impidiendo una necesaria salida  democrática y negociada. 
La ignominiosa desmemoria impuesta en la transición y  perpetuada a lo largo de estos treinta años, sigue impidiendo reconocer el  esfuerzo de miles de hombres y mujeres que dieron todo por la democracia y la  libertad, ampara a sus asesinos y legitima de forma cínica y cobarde a un  régimen amigo del nazi fascismo y responsable de una cruel dictadura que ahogó  en sangre durante cuarenta años las ansias de progreso de los pueblos que  componen el estado español. La jerarquía católica continúa inmiscuyéndose en la  vida política y abusando de las prebendas que le reconoce el Concordato de 1979  de corte claramente franquista: cualquier propuesta de avance en el terreno de  la cultura, la moral, o el desarrollo de la ciencia es atacada con saña, en  tanto, el inmenso aparato de propaganda del régimen, particularmente las  televisiones, públicas o privadas, fomenta todo tipo de supersticiones e  instituciones reaccionarias, potencia el individualismo, la violencia irracional  y el militarismo. Política, ideas y valores, todo se pone al servicio de los  intereses de una minoría oligárquica. 
En el mundo crece la tensión y la agresividad de las potencias  imperialistas, particularmente de la hegemónica: EEUU; y el Estado monárquico,  con el Gobierno y sus instituciones a la cabeza nos implica de una forma cada  vez más abierta en la escalada belicista que asuela los pueblos hermanos de  Irak, Afganistán, Líbano, etc. El apoyo del gabinete de Zapatero a las  constantes presiones y amenazas del gobierno estadounidense a los pueblos  hermanos de Latinoamérica y de modo particular su enaltecimiento de regímenes  como el de Uribe, implicado en numerosísimas denuncias de violación de los  derechos humanos, narcotráfico y terrorismo de Estado, son muestras de su empeño  en defender, por encima de su demagogia populista los intereses de las fuerzas  reaccionarias. 
No podemos dejar de mencionar el papel de la UE dentro de esta  ofensiva del capitalismo contra la clase trabajadora y los pueblos en este  contexto de crisis globalizada. La directiva Bolkenstein cuya transposición al  Estado español ha sido recientemente decidida por el Gobierno, que facilita la  degradación del empleo en el sector y favorece la privatización de los servicios  públicos; la directiva de la vergüenza que llega a establecer el encarcelamiento  por hasta 18 meses para las personas inmigrantes por el "delito" de no tener  papeles, lo que supone una clara violación de los más elementales derechos de  los seres humanos y la directiva que permitirá ampliar la jornada laboral a 65  horas semanales, no son sino un conjunto de medidas encaminadas a mantener los  suculentos beneficios de la oligarquía a costa de precarizar hasta los límites  las vidas de la mayoría trabajadora europea.
Con todo, los últimos años, han visto reverdecer la lucha por  la III República , una reivindicación nunca olvidada, una reivindicación ahora  recuperada por la juventud que se incorpora poco a poco a la lucha política.
Para nosotras y nosotros la reivindicación republicana no es un  mero adorno estético o ético, es una necesidad: Únicamente la superación  democrática del régimen monárquico cuya razón de ser no es otra que la de servir  de garantía del pacto con la oligarquía que le ha permitido mantener en su mano  los resortes de poder que controlaba en el franquismo, y la instauración de una  III República Popular, Laica y Federal puede crear las bases de un nuevo marco  político en el que las reivindicaciones populares puedan recibir un nuevo  impulso. 
Por eso en este 30 aniversario de la constitución del 78, en el  que el derecho a la vivienda, al trabajo, a la protección social no son sino  pura retórica y las libertades democráticas no dejan de ser sino una aspiración,  denunciamos el engaño que supuso la Transición y reafirmamos nuestro compromiso  por derrocar un régimen encabezado por la monarquía que protege los intereses y  perpetúa en el poder económico y político a los de siempre y nuestro compromiso  por construir una III república que sea el resultado de la libre voluntad de los  pueblos del Estado Español y salvaguarde los intereses de las clases  trabajadoras. 
¡LA CRISIS QUE LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS!
POR LA NACIONALIZACIÓN DE LA BANCA Y EL CONTROL SOCIAL  DE LA ECONOMÍA CONTRA EL PARO, LA PRECARIEDAD Y LAS  PRIVATIZACIONES.
POR EL DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓ N DE LOS  PUEBLOS.
NO A LA CONSTITUCIÓN MONÁRQUICA. 
¡¡¡VIVA LA REPÚBLICA!!!
