Educación y República


La Constitución de 1931 y las reformas democráticas

El Comité Revolucionario, creado a raíz del Pacto de San Sebastián firmado en agosto de 1930 por las fuerzas republicanas, se transformó en un gobierno provisional, presidido por Niceto Alcalá Zamora. En diciembre de 1931 se aprobó la Constitución de la II República, la cual era democrática, laica y progresista:
  • Forma de Estado: “Una República democrática de trabajadores de toda clase”.
  • Soberanía popular.
  • Amplísima declaración de derechos y libertades como fueron el matrimonio civil, el divorcio, derecho a la educación y al trabajo, libertad de expresión, asociación, reunión, manifestación, etc.
  • El jefe del Estado es el presidente de la República.
  • División de poderes: El presidente de la República elige al presidente del Consejo de Ministros (poder ejecutivo) y los ministros son los responsables; el poder legislativo reside en las Cortes unicamerales (Congreso de los Diputados) elegidas por sufragio universal (por primera vez se permitía el voto femenino); independencia del poder judicial y creación del Tribunal Supremo y del Tribunal de Garantías Constitucionales.
  • La religión se separaba del Estado. En dos años se abandonaría la financiación del clero.
  • Estado descentralizado. Se sientan las bases para la aprobación de estatutos de autonomía y reconocimiento de otras lenguas oficiales.

Hubo varias reformas durante la II República, como la reforma del ejército, la religiosa, la agraria, la autonómica, la laboral... Pero haremos especial hincapié en la reforma educativa.

La República pretendía que la escuela fuera única, quería promover una educación liberal y laica, y hacer del Estado el garante del derecho a la educación extendido a toda la población.

Se elaboró un programa para construir 27.000 escuelas, de las cuales 7000 se construyeron en 1931, 2580 en 1932, 3500 en 1933, y se aumentó el presupuesto en un 50%. A su vez, se reformaron los estudios de Magisterio para aumentar la preparación de los profesores. Se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita. Se crearon las Misiones Pedagógicas, cuyo objetivo era acabar con el analfabetismo y la desculturización existente en las zonas rurales, llevando bibliotecas, cines, coros, teatro, exposiciones de pintura, etc. El grupo universitario de teatro “La Barraca”, dirigido por Federico García Lorca, fue uno de los que participó en estas misiones pedagógicas.

Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños”. Miguel Hernández


Los estudiantes en defensa de la República

Creemos que el debate y la clarificación de las relaciones entre el movimiento republicano y el sistema educativo al que aspirar son de vital importancia para el desarrollo del movimiento estudiantil. Para construir una alternativa real al modelo educativo imperante hoy en el Estado Español, no puede bastar con el rechazo superficial de la política educativa de uno u otro partido de los que se turnan para proteger a los cuatro oligarcas que crecen a costa del trabajo ajeno.

Las reivindicaciones concretas son importantes (las victorias parciales refuerzan y unen, las derrotas enseñan), pero son insuficientes. Podemos Combatir los síntomas de una enfermedad y no curarla en la vida. Podemos conseguir que en este o aquel instituto pongan un semáforo, que traigan un pedagogo más, o incluso que se construya un centro, pero sólo con eso no conseguimos detener la privatización ni el deterioro de la enseñanza pública. Sólo con eso damos un paso adelante y dos para atrás. El tablero que permite a la oligarquía moverse a sus anchas es la monarquía constitucional. Frente a ella, República, la forma de Estado que las clases populares eligieron en su momento y que les fue arrebatada.

La República en el Estado Español es la expresión de la rebeldía frente a la dirección de la oligarquía y por eso se trata de ocultarla. Nuestros institutos se llenan de barracones, faltan profesores, becas, ordenadores y todo tipo de recursos. Pero en ningún momento dudarán en destinar miles de millones para los gastos de la familia real (8'9 millones de € en 2009, cifra publicada en el B.O.E. De diciembre de 2008).

Las historias de los reyes, príncipes y princesas no han podido evitar que la bandera republicana ondease en todas las movilizaciones populares (por el trabajo, la educación y sanidad públicas, etc.). Con ella los estudiantes exigimos una educación al servicio del pueblo. No queremos ser carne de cañón para empresarios, no queremos que la educación sirva para adiestrar mano de obra. La bandera tricolor ondeando en las manifestaciones es la muestra de que los estudiantes rechazan la apatía, el pesimismo y la desgana. Porque monarquía significa pasividad y derrotismo.

Nuestra exigencia básica es una educación pública, laica, democrática, gratuita y de calidad, y eso sabemos que sólo lo conseguiremos dentro de un Estado que promueva una sociedad igualitaria. Donde sus cimientos no sean los grandes monopolios que sólo se sirven a ellos mismos. Está claro que la educación no es diferente a su entorno.

Por representar un verdadero poder del pueblo, y por arrebatarle un instrumento de cohesión a la oligarquía española, la II República representó una liberación de fuerzas, una descarga de la sociedad a la que sólo la fuerza militar pudo de nuevo domesticar. “Piénsese como se quiera, no cabe en buena lid negar la proyección del a República sobre la enseñanza: creación de 7000 escuelas en 1931, 2580 en 1932, 3500 en 1933. Los sueldos de los maestros sumaban 5'8 millones de pesetas en el presupuesto de 1931 y 28'2 millones de pesetas en el de 1932. Se triplicaron los institutos de segunda enseñanza...” (España del siglo XX 2. M. Tuñon de Lara. Ediciones de Bolsillo).

La II República es un punto de referencia para nosotros, pero a la vez apostamos por una III República popular y federativa, y como republicanos tomamos como referencia el programa mínimo de ocho puntos imprescindibles para obtener un marco verdaderamente democrático, donde podamos alcanzar la educación a la que aspiramos. Todo esto sin olvidarnos de las cuestiones concretas que como estudiantes nos afectan y por las que hemos de luchar. Estos ocho puntos han sido acordados por la mayoría de organizaciones republicanas del Estado, entre las que se encuentra la Plataforma de Ciudadanos por la República.

  1. Recuperación democrática
  2. Restablecimiento de la soberanía popular.
  3. Derecho a la autodeterminación de los pueblos.
  4. Independencia nacional.
  5. Derogación de la Constitución de 1978.
  6. Recuperación de la memoria histórica.
  7. Defensa de la República.
  8. No a la Constitución europea

Por una educación pública, laica, democrática, gratuita y de calidad... ¡Viva la República!