La religión en las aulas

La religión católica es una asignatura optativa en el sistema educativo público desde 1º de primaria hasta 1º de bachillerato. A pesar de que haya una asignatura alternativa a la religión, gran parte de la comunidad educativa nos posicionamos contra el hecho de que la Iglesia católica ocupe un espacio en la educación pública, ya que pensamos que ésta debe de ser íntegramente laica. A continuación explicamos por qué.

El Estado español, según la Constitución de 1978, se declara como aconfesional. Sin embargo, la Iglesia Católica recibe miles de millones del dinero público cada año (como explicaremos más adelante), las celebraciones de los días festivos en España se corresponden con celebraciones católicas (Semana Santa, Navidad...), tienen centros concertados e imparten la religión católica en la escuela pública, etc. Por otra parte, la opinión de esta institución es difundida en los medios de comunicación así como sus exigencias hacia los gobernantes, como la abolición del matrimonio homosexual, su posicionamiento contra el aborto, etc.

Consideramos que la asignatura de Religión no aporta ningún conocimiento científico, y que además difunde valores retrógados: Su teoría sobre la evolución y el origen del hombre (la famosa historieta de Adán y Eva), contra el uso del preservativo, etc. Además, existiendo la necesidad de aumentar las horas de asignaturas de refuerzo educativo, los recientes recortes del gobierno (que comenzó el PSOE y continúa el PP) no están afectando en absoluto a la Iglesia Católica ni a su asignatura en los centros. Mientras recortan horas de refuerzo, despiden a cientos de profesores, aumentan la masificación en las aulas, llenan los institutos de barracones... la institución católica sigue siendo mantenida con el dinero público de todos los ciudadanos.

El profesorado que imparte esta asignatura está pagado por el Estado, es decir, por todos los contribuyentes, pero es elegido por la Iglesia Católica y no pasa ningún tipo de filtro como el resto de funcionarios (no acceden por oposición).

Por otra parte, en los últimos años han crecido otros grupos religiosos y aunque en la L.O.E. (Ley Orgánica de Educación) se contemple la posibilidad de impartir otra religión dicen que no hay presupuesto para ello.

«la jerarquía eclesiástica recibe enormes beneficios de las distintas Administraciones del Estado, que contrastan con la ausencia de ayudas al resto de religiones. Los datos son definitivos. Cada año, el Estado financia con más de 6.000 millones de euros las actividades educativas, sociales, sanitarias y de culto de la Iglesia católica. Sólo en centros escolares, se ceden más de 3.500 millones, más otros 600 destinados a pagar a los profesores de Religión u otros docentes en centros concertados.» Noticia publicada en el diario Público, el 11 de enero de 2010 http://www.publico.es/espana/284410/mas-de-6-000-millones-de-euros-para-financiar-la-iglesia-catolica

Adjuntamos la gráfica publicada en la noticia:



Como podemos observar, miles de millones del dinero público van destinados a esta institución. Y, al hilo de esta cuestión, cabe destacar que durante el primer semestre de 2011 se extendió entre la población una cuestión de gran polémica: La celebración en Madrid de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

Este evento de varios días de duración (del 16 al 21 de agosto) congregó a jóvenes católicos de distintos lugares del mundo, en una ceremonia presidida por el Papa Benedicto XVI, bajo el lema "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe". Los jóvenes de la JMJ fueron acompañados a todas horas por la policía, y disponían de enormes descuentos en transportes, comidas y alojamientos, además de privilegios de todo tipo (como sus macro-botellones en plena calle custodiados por la policía). Pero ahí no queda la cosa.

A la JMJ se le dió publicidad en todos los medios de comunicación del país y espacios públicos de Madrid. Empresas privadas invirtieron mucho dinero por los beneficios que ello iba a aportar a sus negocios (hoteles, restaurantes, empresas de telecomunicaciones, tiendas de ropa, etc.). Pero, además, fue financiada con gran cantidad de dinero público: más de 50 millones de euros de los contribuyentes.

Más de 15.000 ciudadanos realizaron una manifestación laica por el centro de Madrid el 18 de agosto para mostrar su rechazo hacia la celebración de la JMJ con dinero público, al grito de "Menos religión y más educación", "Que no, que no, que no queremos Papa", entre otros. Esta protesta fue reprimida con violencia por parte de la policía nacional, dejando decenas de heridos y varios detenidos, mientras custodiaban a los peregrinos de la JMJ permitiéndoles increpar a los manifestantes en todo momento.

«Separados por un cordón policial, los laicos gritaban "¡Esta plaza no es del papa!", "¡Menos religión y más educación!" y "¡Esa mochila la he pagado yo!". Algunos de los peregrinos respondían, exaltados, apuntando a los laicos con sus crucifijos y sus rosarios: "¡Benedicto, Benedicto!", "¡Esta es la juventud del papa!" y "¡Yo soy español, español, español!".
El intercambio de soflamas y cánticos duró una hora, el tiempo que tardó la Policía en desalojar a los peregrinos, aunque sin cargar contra ellos. En torno a las 21.00 horas, al grito de "¡Esta plaza es nuestra, de aquí no nos echan!", los manifestantes tomaron toda la Puerta del Sol. Y de ahí no se movieron hasta que, una hora después, la Policía empezó a cargar sin contemplaciones contra la gente.» Noticia publicada el 18 de agosto de 2011 en el diario Público http://www.publico.es/espana/391927/15-000-personas-claman-contra-la-visita-del-papa

Nos parece totalmente lógico que los ciudadanos de Madrid se manifestasen, pues en un período de crisis, con 5 millones de personas en paro, con casi el 20% de la población española bajo el umbral de la pobreza, y donde se están realizando recortes de derechos tan básicos como es la educación pública, no podemos tolerar que se realicen ese tipo de gastos con el dinero de los contribuyentes. La educación pública necesita de nuevas instalaciones de calidad, más profesores, más becas para los estudiantes, etc., y, sin embargo, el recorte de inversión pública y la inversión de dinero público en gastos innecesarios está favoreciendo todo lo contrario, perjudicando seriamente la calidad de la enseñanza.

Creemos que cada uno es libre de practicar la religión que escoja, pero esto debería realizarse en el ámbito privado y en los centros religiosos, y no financiarse con el dinero público ni, mucho menos, tener la posibilidad de impartir una asignatura religiosa en los centros educativos. La educación debe aportarnos conocimientos científicos, literarios y culturales en general. Debe contribuir a desarrollar nuestra conciencia crítica, para poder analizar el mundo que nos rodea y poder desenvolvernos en él en todos los aspectos; debe ser accesible para todos los ciudadadanos y fomentar la democracia participativa entre estudiantes, profesores, madres y padres.

Pero esto, hoy por hoy, no es posible. Las leyes, agrupadas en la Constitución de 1978 (modificada en agosto de 2011 para poner límite a la inversión en servicios públicos, en un pacto entre PP y PSOE, firmado por el Rey y sin que los ciudadanos tuviésemos derecho a voto), no nos garantizan unos servicios públicos de calidad y permiten su privatización. Necesitamos que la educación, al igual que el Estado, sean laicos, democráticos y participativos. Y para ello es necesario una nueva Constitución, que recoja las necesidades de los ciudadanos y que garantice sus derechos básicos. De esta cuestión seguiremos hablando en el apartado "Educación y República".